Afortunadamente, investigadores israelíes buscaron la manera de desarrollar un pegamento adecuado para diferentes tejidos, no tóxico y flexible después del endurecimiento. Este pegamento tiene la propiedad de descomponerse en el cuerpo después de que el tejido se fusione.
Lograron crear un adhesivo fuerte y no tóxico que permanece incluso después de la solidificación.
El proceso de aplicación del nuevo pegamento requiere estos sencillos pasos; primero se calienta hasta derretir el pegamento, con una pistola (parecida a las de silicona), a una temperatura apenas mayor a la del cuerpo para no causar quemaduras. Luego, se acciona la pistola y se coloca el pegamento sobre el tejido dañado.
Después de ser aplicado, el pegamento se endurece rápidamente. Luego de unas pocas semanas se descompone sin afectar el órgano.
Asimismo, es cuatro veces más resistente que los adhesivos existentes utilizados para el uso en tejidos dentro del cuerpo.
El uso de este polímero para fines médicos fue aprobado previamente por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Gracias a este nuevo desarrollo, se podrán crear más dispositivos y aditamentos para reducir el uso de puntos de sutura, grapas y alfileres, además de acelerar el proceso de curación y reducir las cicatrices.